La movilidad laboral puede ofrecer una buena oportunidad de crecimiento profesional y una experiencia enriquecedora a nivel personal.
Sin embargo, lleva consigo unas exigencias de adaptación social y cultural, tanto para la persona expatriad como para su pareja y familia.
La expatriación o la movilidad laboral están cada vez más presentes.
La expatriación, cada vez más presente en nuestro cotidiano, es un reto importante que requiere movilizar muchos recursos personales y profesionales. Por un lado es necesario un buen rendimiento en el trabajo dentro de un entorno novedoso, un equipo profesional distinto con sus códigos propios. Por otro lado, a nivel personal hay una pérdida de raíces, del entorno afectivo y social. La expatriación conlleva una exigencia psicológica añadida a la adaptación laboral y surgen momentos de crisis, con vaivenes en el estado de ánimo, aislamiento y depresión. El apoyo psicológico puede facilitar el éxito de nuestro proyecto laboral en el extranjero.
Claves para la expatriación
Una buena integración en el país extranjero implica dar espacio a estas necesidades:
-
el idioma- conocer el idioma es esencial para una buena adaptación e integración tanto en el entorno laboral como fuera de él.
- entorno sociocultural- el conocimiento progresivo de las costumbres, valores y creencias propias del lugar facilita de forma fundamental una buena adaptación. Comprender las maneras autóctonas de relacionarse, las actividades que las consolidan, su códigos, es una tarea compleja. Pero también es importante tener en cuenta que conocer sus costumbres no implica tener que compartirlas o adoptarlas.
- aspectos relacionales y afectivos (personales, pareja, familia, amistades). A las exigencias ya descritas se les unen otras fundamentales: la falta de apoyo afectivo y la escasez de espacios de distensión.
Esto hace que podamos vivir crisis personales importantes que pueden aparecer en forma de baja autoestima, fobias, angustia, depresión, etc. Poder contar con apoyo y orientación facilita herramientas para afrontar estos momentos difíciles y una mejora en el bienestar profesional y personal.
La pareja y/o familias también viven la expatriación.
La relación de pareja y /o familia también se ve afectada por el proyecto de expatriación, de hecho pueden ser las que más impacto sufren. Cada relación es única pero sí podemos esbozar algunas situaciones comunes que generan crisis:
-
distancia territorial en el caso de que la pareja no pueda acompañar en el proyecto de expatriación.
-
desigualdad en la relación debido a la carencia de espacios de socialización y objetivos profesionales propios.
-
desigualdad en la disponibilidad de apoyos y mayor dependencia de la relación de pareja…
Los apoyos son fundamentales.
La carencia de apoyos acentúa el aislamiento y el malestar. Por eso, una terapia especializada en procesos de expatriación es muy útil: proporciona apoyo y herramientas para que este reto sea una oportunidad de crecimiento personal y profesional.
-Belén Pizarro-