¿Para qué buscamos pareja?, ¿para qué tener pareja?
Hoy en día la función de la pareja es diferente a la que tenía hace unos años: asistimos a la progresiva desaparición de la pareja tradicional.
La pareja y sus conflictos en la actualidad.
Realidades sociales como la expansión de la cultura digital y las redes sociales, ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, avances en los procesos de fertilización, la inestabilidad laboral, el encarecimiento y dificultad de acceso a la vivienda, la movilidad territorial etc. influyen en cómo se construye el ideal y la realidad de las parejas.
En la actualidad, a la vez que el modelo de pareja tradicional está dejando el lugar a una rica diversidad de formas de relación, uno de los temas de conversación más presentes es la inestabilidad de la pareja, el gran número de rupturas y también de encuentros.
Grandes exigencias hacia la relación de pareja
Pero insistimos: entonces, ¿para qué buscamos pareja? Siguiendo la tesis de R. Neuburger, es probable que el vaivén en las relaciones de pareja no tenga que ver con un desinterés en este tipo de relaciones. Quizá, guarde relación con las exigencias y tensiones a las que actualmente se ve expuesta la pareja como forma de vínculo. En nuestra sociedad individualista los continuos cambios, la precariedad y la inestabilidad son condicionantes que dificultan su permanencia. Y sin embargo, dentro de este entorno agitado, la pareja tendría la función de ofrecernos apoyo, un lugar de resguardo frente a las continuas inseguridades.
La pareja actualmente se ve fragilizada y tironeada por las grandes expectativas en ella depositadas. Por un lado nos ha de satisfacer en una gran diversidad de planos: sexual, afectivo, intelectual, relacional, etc. Y además, ha de ser capaz de sostener un compromiso modificable – que le posibilite adaptarse a los cambios- a la vez que perdurable en el tiempo para cumplir esa función protectora y de resguardo frente a la inestabilidad e inseguridades externas.
Hoy en día es necesario reflexionar y aprender sobre la complejidad de estas situaciones vitales para que – con apoyo terapéutico o no- podamos resolver los conflictos que inciden directamente en el bienestar propio y de nuestras relaciones de pareja.
-Belén Pizarro-