En la vida, hay momentos de malestar, sufrimiento. También nos encontramos con problemas que parecen repetirse; situaciones en las que soluciones que probamos no sirven, no cambian nada: parece que algo no funciona.

Es posible iniciar un proceso de cambio y recuperar la confianza. Conocernos, encontrar apoyo, restablecer la capacidad de comunicación, desarrollar alternativas o superar las barreras que nos bloquean, son solo algunos de los objetivos que incluye el proceso de terapia.

La psicoterapia es un apoyo para sobreponernos a las circunstancias difíciles, a lo que parece imposible de cambiar. El compromiso con un proceso de psicoterapia nos permite reencontrar la confianza y la creatividad necesarias para hacer frente a los cambios.

Crecer implica atravesar por diferentes momentos de cambios y crisis que nos abren puertas a una mayor madurez. Sin embargo, en ocasiones ocurre que estos procesos propios de la infancia y la adolescencia se hacen muy difíciles, se producen bloqueos, problemas en las relaciones familiares, en la escuela o instituto. Es algo que muestran en su manera de comportase, a través de llamadas de atención, agresividad o aislamiento. Nos pueden surgir dudas sobre ¿cómo manejarlo?, ¿qué hacer?, ¿qué está fallando? Estas situaciones nos envuelven en un sentimiento de preocupación y malestar.

La psicoterapia ayuda a atravesar por estas crisis y dificultades que aparecen en estas edades. La psicoterapia posibilita encontrar los apoyos necesarios para resolver los conflictos y continuar creciendo.

La pareja tiene una intimidad propia, es más que la suma de dos personas. Es una relación que nos da un soporte, una identidad y un lugar de pertenencia.

La relación de pareja, sin embargo, puede llegar a ser motivo de sufrimiento. El malestar puede tener que ver con dificultades en la comunicación, en la intimidad, en los encuentros sexuales; con el desarrollo de proyectos vitales o con los límites que acuerda la pareja.

Cada pareja es especial, es única; por eso, la terapia de pareja parte del respeto por la diversidad y particularidad de cada vínculo, de cada relación. La psicoterapia permite que la pareja pueda abordar las dificultades que vivencia para recuperar su capacidad creativa y evolucionar.

Resulta muy interesante darnos cuenta de que no hay dos familias iguales, cada familia es única, genera un mundo propio. La familia nos da un lugar de pertenencia, nos define, nos da identidad; pero también puede ser origen de dolor y conflictos importantes. Pueden aparecer problemas relacionados con la pérdida de un ser querido, nacimiento de un hijo/a, adopción, adolescencia, separación, enfermedad, jubilación, etc. La terapia familiar hace posible resolver estas situaciones complejas y recuperar la creatividad que nos permite afrontar los cambios.