Resulta muy interesante darnos cuenta de que no hay dos familias iguales, cada familia es única, genera un mundo propio.
La familia nos da un lugar de pertenencia, nos define, nos da identidad; pero también puede ser origen de dolor y conflictos importantes. Pueden aparecer problemas relacionados con la pérdida de un ser querido, nacimiento de un hijo/a, adopción, adolescencia, separación, enfermedad, jubilación, etc. La terapia familiar hace posible resolver estas situaciones complejas y recuperar la creatividad que nos permite afrontar los cambios.